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Cómo planificar las finanzas familiares ante la llegada de un hijo

La incorporación de un nuevo miembro de la familia llena un hogar de felicidad y alegría, pero también exige tiempo, dedicación y una gran cantidad de dinero. La llegada de un hijo pone patas arriba la economía familiar, por lo que conviene analizar las finanzas familiares con antelación y planificar el futuro para no llevarse sustos o pasar aprietos. En este artículo te damos las claves más importantes para optimizar los recursos y así poder disfrutar de la aventura sin imprevistos.

La planificación financiera es un factor clave en todo momento: cuanto antes lo hagas, mejor.

Algunas familias acuerdan a grandes rasgos la gestión del presupuesto familiar por encima, sin entrar en detalle: tenemos una cuenta común en la que aportamos lo mismo mensualmente, y sabemos en qué no deberíamos gastar o cortarnos, pero poco más. Este tipo de situaciones, bastante comunes, se deben a una falta de educación financiera.

Lo ideal es evitar las deudas, tener ya un presupuesto previo y un fondo de emergencia que simplemente se tendría que adaptar a la nueva situación. Pero, si no es el caso, hazlo cuanto antes.

  • Elabora un presupuesto mensual con los gastos adicionales para tener algo por lo que guiarte: sabrás en qué gastas más de lo que debes, en qué puedes gastar menos… y poco a poco lo irás ajustando a tu realidad. Es importante que este presupuesto sea lo más realista posible para que tenga utilidad. Es normal que al principio existan variaciones entre el presupuesto y los gastos reales, pero con el tiempo la variación será menor y cuando menos te lo esperes ya serás experto en finanzas familiares.

Un estudio de la OCU revela que el gasto medio anual durante el primer año de vida de un hijo es de 7.706€, unos 642€ al mes. ¿Ves lo importante que es el presupuesto mensual? Ahorrar de forma sistemática durante el embarazo ayuda mucho sobrellevar los gastos del primer año.

  • Evita las deudas: tanto individuales o en pareja, las deudas siempre conviene evitarlas. Lo ideal sería que con la llegada del bebé se tenga liquidada la deuda, por lo que puede ser una buena opción refinanciarla o revisar el plan de pagos para tener más flexibilidad.
  • Reajusta el fondo de emergencia o crea otro a mayores: un fondo de emergencia es una cantidad de dinero que se tiene ahorrada para poder hacer frente a los gastos durante un periodo de tiempo (lo normal es de 6 meses a un año o dos). Además, es un colchón para enfrentarse a cualquier gasto imprevisto no contemplado en el presupuesto, y en el caso de que no sea necesario utilizarlo, podrás destinarlo a su educación más adelante, por ejemplo. También puedes contratar un seguro para estar cubierto ante cualquier problema, pero ten en cuenta que es un gasto adicional.

Llegados hasta este punto, la situación perfecta sería que una vez que llega el embarazo no se tengan deudas y esté listo el colchón de emergencia. La realidad puede ser bastante diferente, pero por lo menos sabemos lo que “deberíamos” alcanzar como base para que el camino sea más llevadero.

  • Ventajas fiscales, ayudas y prestaciones: dedica tiempo a analizar pormenorizadamente cualquier tipo de ayuda a nivel local, autonómico o nacional. Te sorprenderás de la variedad de opciones y seguro que encuentras alguna que encaje contigo.
  • Planifica las compras con antelación:
    • Ahorra dinero comprando en rebajas y liquidaciones.
    • Compra con sensatez, asegúrate de que es realmente necesario: son muchos los primerizos que compran un montón de cosas que luego no utilizan. No te obsesiones con tener todo lo mejor, pide consejo a padres con experiencia, ya que ellos sabrán lo que es necesario y lo que es inútil.
    • Busca gangas en tiendas o plataformas de segunda mano. Los bebés son bebés durante poco tiempo, y ciertas cosas como una cuna, un mueble cambiador o un carrito, probablemente queden en perfecto estado una vez que el bebé crezca.
    • Recuerda que no solo necesita compras el bebé: también hay que renovar la ropa de la madre, por ejemplo. Hay multitud de detalles que si no se planifican serían improvistos.
  • Estudios: la formación de un hijo es probablemente el mayor de los gastos. Por eso, debemos de planificarlo desde incluso antes de su llegada, al menos a grandes rasgos. Las cuestiones más importantes a revisar son:
    • ¿Educación pública, privada o concertada? Muchas veces nos centramos en la universidad, pero se deberían valorar todos los gastos desde antes de la escuela infantil. Puede que prefieras diferentes modalidades según la etapa formativa.
    • Actividades extraescolares: idiomas, clases de apoyo, viajes al extranjero, comedor del colegio o en casa…
    • Universidad: es complejo de planificar, ya que no es una decisión única de los padres. Además, mismo dentro de la universidad pública varían mucho los gastos según la comunidad autónoma, la titulación… También influye enormemente en el gasto el hecho de que tus hijos vivan en casa mientras estudian o por el contrario tengan que mudarse temporalmente, con sus consecuentes gastos.

¡Estupendo! Ahora que ya tenemos una idea más clara del coste económico de un hijo y tenemos un presupuesto, “solo” queda conseguir el dinero.

¿Por dónde empiezo? ¿Qué opción encaja conmigo?

A la hora de decidir qué y cómo hacer para conseguir el objetivo presupuestario, lo mejor es contar con un experto. Si no se tienen conocimientos financieros, deberías de contactar con un asesor financiero para que te aconseje qué producto/s financiero/s encaja/n contigo. Para ello estudiaréis el presupuesto con sus objetivos temporales y el nivel de riesgo dispuesto a asumir.

Si buscas un nivel de riesgo mínimo, lo ideal para sería una cuenta de ahorro. Lo malo: actualmente es complicado encontrar una remunerada, por lo que el dinero perdería valor con el tiempo debido a la inflación.

Si no quieres que esto pase, y además quieres rentabilizar los ahorros para que crezcan exponencialmente gracias al interés compuesto, tendrías que invertir. Invertir no significa operar en bolsa ni asumir grandes riesgos, no tiene por qué ser complicado. Déjate aconsejar por tu asesor financiero y olvídate de quebraderos de cabeza: se encargará de escoger el producto financiero ideal para tu situación y de hacer los ajustes necesarios en la cartera para conseguir tus objetivos.

Al planificar con antelación, tenemos la ventaja de que el tiempo juega a nuestro favor, así que cuanto antes empecemos, mayores ganancias tendremos gracias al efecto del interés compuesto. ¿Cómo? Te lo explicamos en este artículo: Interés compuesto o cómo sacar rentabilidad a tu rentabilidad

Para visualizarlo mejor, puedes utilizar el simulador de inversiones. El él ya se tiene en cuenta el interés compuesto, es decir, se da por supuesto que los intereses que se generan se volverán a invertir.

La financiación de facturas y pagarés con Inversa también es una buena opción para el plan financiero de tus hijos. Si no quieres estar pendiente con frecuencia, puedes hacer aportaciones periódicas automatizadas desde tu entidad bancaria y configurar la herramienta de autoinvertir según tu perfil y objetivos. Te recordamos que puedes retirar el dinero siempre que quieras, ya que está custodiado en una cuenta segregada. Cuando tu hijo sea mayor de edad ya podría tener su cuenta propia a la que transferir su dinero y asumir su gestión.

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